El juego es cosa seria. Hace como año y medio leí en Juxtapoz un artículo sobre Where the Wild Things Are, la película de Spike Jonze basada en el libro homónimo. De inmediato supe que tenía que verla. Durante los 15 meses de espera me hice de la playera, el soundtrack, algunos juguetes y hasta de novela con portada de peluche inspirada en el libro de Maurice Sendak.
(Sé que vi ese libro en algún momento de la primaria)
Anoche la terrible seriedad del juego infantil, con sus miedos, libertades, leyes severas y maravillas, extrajeron cual pinza para escargots algunos recuerdos. ¿Quién no construyó su propia cueva de 1.50 x 0.50 metros… sin fondo?
El barco de papel se perdió en alta mar a 2 cm de la almohada, una noche de sábanas infinitas.
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