Jaurías de ayer y de hoy
El otoño de 1991 fue el de mi primer duelo amoroso, uno que intenté curar durante tres años por las vías del alcohol, la poesía y la música, esa jauría tan fiel de perras celosas. Algunos padrinos del duelo fueron el Wish de The Cure, The Pixies, Soda Stereo, Cocteau Twins, Nine Inch Nails, José Alfredo… y una libreta que conservo como constancia de una madriza del alma que nunca acabas de dimensionar . Al año siguiente, en 1992, un programa de videos que pasaban por Canal 22 me deleitó con imáganes de Dinosaur Jr, The Darling Buds, Belly, The Sundays, Inspiral Carpets… pero este video, de un grupo boscoso llamado Riverside, era acechado más que cualquier otro. Con un pop dulce, dreamy y de una desesperación gozosa, era de mis favoritos, sin hablar de la chica de los ojos canela, ¡una belleza amor/platónico/instantáneo que rivalizaba con Mädchen Amick en Sleepwalkers!
Al poco tiempo me hice del disco para echarle más condimento a esa tragedia de adolescente. La jauría me estuvo olisqueando el culo por un buen rato, aunque perra poesía sigue contagiada de rabia.
Tu tormento se acabó.
Oh sí, la creatura de Júpiter me ha salvado.
A Dios y Diablo gracias. Esperemos que aun haya Maestro Limbo para rato.
Así lo peremitan los señores.