Del ‘Manual para darle la espalda al mundo’
En el viaje a Acapulco cruzamos –con hambre y ojos felices– la Costera Miguel Alemán rumbo a Barra Vieja en busca de un tesoro popular: el pescado a la talla. Mar y acantilados, sed de cerveza y cielo sin angustias fueron parte del trayecto. La consigna era dar con el restaurante playero de una cocinera negra recomendada previamente. Lo más parecido que vimos a eso fue el Restaurante Bar ‘La Morena’. Sobre la carretera, una mujer (evidentemente morena) nos guió hasta la mesa en las arenas cálidas del pez hedonista. Cebada solicitada, ordenamos un pezcado a la talla y nos dispusimos a observar a los comensales, entre ellos, la señora ‘Hoy es el primer día del resto de nuestras vidas’, quien le entró gozosa a la foto con pitón, a las cuatrimotos y seguramente al parachute (favor de pronunciar la ‘e’).
Las cervezas nos quedaron mal: unas Modelo Especial menos que frías fueron opacadas por el soberano pez entallado. Arroz rojo en su punto, tortillas hechas a mano y frijoles negros acompañaron al pescado, más una salsa con el nivel de picante perfecto. Gran manjar cuyo aperitivo fue un dueto (nótese el sentimiento y el “¡chale, no me acuerdo de la letra!”) que interpretó 3 boleros, entre ellos, uno del maestro oaxaqueño Álvaro Carillo que dice verdades como: “en este mundo tan profano, quien muere limpio no ha sido humano”.
Mejor frase aun aquella que entraría sin problemas en el Manual del perfecto nómada: “Doy espaldas al mundo para admirar tu cara”.
Foto: cortesía de Miss Fotogenia 2009.
Maestro Limbo 
Estimado Master Limbus, espero que el dueto se haya convertido en trío al entonar ud. las baladas con esa voz tan distintiva que posee.
Hambre de playa tengo yo, con ganas de comer sirenito a la talla, de maridaje, el mismísimo sabor salino de la brisa y unas de cebada.
Yo no recuerdo Varra Bieja de otro modo que no fuera nublado o en el borde de un atardecer. Creo que es tiempo de actualizar mis memorias.
Mi voz escasamente entonada fue limitada a meros balbuceos, pero en la otra vida tendré trío. Vuelvan a Acapulco.
y que rola le tocaron ? una del tri ?
Dos de Álvaro Carrillo y la de Poquita Fe, enorme.
Envidio a los que viven en las costas de este país y pueden tener tan buenas comidas todos los días así de bien.
Sí, y no tener que trabajar. La sombra es el paraíso.